lunes, 24 de septiembre de 2012

Las sinrespuesta.

¿Dónde se aprende a coser el vacío, a apretar con hilo inquebrantable los bordes de ese agujero al que te asomas cada noche sintiendo el abismo en la boca del estómago? ¿Dónde a invertir la señalización de los caminos del alma para que el dolor vaya en sentido contrario y nunca alcance al corazón? ¿Cómo medir el tiempo necesario para que el muro transparente que se ha erguido entre aquel tiempo y el presente no pinche al corazón? ¿Cómo expandirse y ocupar con uno mismo el espacio incompleto que deja la ausencia de unos latidos paralelos? ¿A cuántos grados ha de estar el corazón para que el fuego se convierta en hielo?