jueves, 27 de diciembre de 2012

Cuestiones

¿Estamos nadando contracorriente o resignándonos al fluir del cauce? ¿Son esas pocas palabras fruto de una lucha o de la retirada? ¿Son los despojos que han quedado abandonados aquí al marchar o los que hemos conseguido salvar y traer de vuelta? ¿Clavo ardiendo que saltó cuando las tablas de unión de nuestras almas se quebraron o primer clavo de su reconstrucción? ¿Acaso ambas al mismo tiempo? ¿Acaso no tenemos a menudo, como todo humano que se precie, dos caras enfrentadas pero unidas, dos extremos que se tocan? Cuestión bipolar, cuestión abierta, cuestión fugaz, cuestión eterna, cuestión mordaz. Y un mismo cielo, un mismo mar. Respuesta ardiente, limón y sal.

martes, 25 de diciembre de 2012

Malabaristas

No sabría decir si desistir fue nuestro camino o si fue nuestra última opción. Los cimientos del sueño que nos separó del suelo yacen agrietados. Y nos gusta vagar entre las ruinas de aquel sueño, alimentándonos del humo que dejan las palabras al desvanecerse. Se extrañan nuestras palabras, palabras de dos extraños. Caen como gotas de lluvia que nunca arranca, gotas de llovizna que moja pero no cala los huesos ni el alma. Alma con cierta bohemia la nuestra, entre acordes, trazos, versos y ruinas. Sin olvidar los malabares, arrojando fardos de sentimientos al elevado vacío y recogiéndolos con elegancia. Mas a veces, dejamos caer alguno de bruces contra el asfalto de los desencantos y las noches tristes, lugar donde ahora se reúnen todos para evocar sus viejos vuelos, para escribirle al desconsuelo de nuestros días de gloria, de nuestro anhelo de victoria.

Inevitable

Sus rostros cruzan mi mente de forma circular, intermitentes, como las luces de los coches que pasan de largo mientras en el mío suena el genio de Reinosa. Extrapolo sus versos a mis días; arañan mi alma. No, los veinticincos de diciembre no han podido desenredar mi mente, nada pudo hacerlo nunca. Puede que tú, a veces, ocupándola. Y has venido, fugaz como un destello, a traerme recuerdos; amargos regalos, dulces retales tristes. La carretera siempre fue un lugar donde los ríos de mi alma nacen, fluyen y mueren. Y hoy, como tantas otras veces, navegas por sus aguas, que te mecen en calma. Otros tratan de nadar a contracorriente, o se juegan la vida en aguas en tempestad, van a parar al mar, llueven, truenan, inundan los valles donde reposan y se refugian mis sentimientos perdidos. Tú fluyes en quietas aguas, brotas de lugares insospechados y amaneces en mi conciencia. Llegas sin hacer ruido, andas de puntillas mientras mi nostalgia duerme, para no despertarla. Miras sus ojos cerrados y sonríes. Tu sonrisa es imborrable, esa de labios cerrados y corazón abierto, un poco torcida, con ojos penetrantes. Y de pronto ocurre que la nostalgia despierta y choca contra tu presencia en estas tardes con disfraz de domingo. Es un golpe que no duele en la piel, pero sí algo en el alma que, sentada en un rincón, rodea las rodillas con los brazos, mirada perdida. Es frío que se cuela por los poros de las venas y hiela un poco la sangre. Inevitable tu presencia en mis logros y fracasos. Inevitable que, de vez en cuando, cruce mi rostro una sonrisa de poso amargo al pensar en que saldría en este instante de tu boca y de tus manos. Inevitable que, en ciertos momentos, se traben mis pasos. Será que desde que no compartimos inviernos, se vuelven más fríos. Será que mi alma extraña unos brazos que se anuden a los míos.

jueves, 20 de diciembre de 2012

¿Quién?

¿Quién te ata? ¿Quién te atrapa? ¿Quién puso cadenas a tu alma libertaria? ¿Quién puebla tus madrugadas? ¿Quién desvela tus noches? ¿Quién despierta en tu mente cuando lo hace tu cuerpo? ¿Quién camina entre tus venas? ¿Quién agita la sangre que en ellas fluye? ¿Quién mora en los más oscuros rincones de tu conciencia, quién la alumbra? ¿Quién ametralla a tu razón atrincherándose en tu pecho? ¿Quién ensucia tus folios en blanco, quién desgasta el carbón de tus lápices? ¿Quién te conduce a rasgar las cuerdas de la guitarra para no rasgarte el alma? ¿Quién hace que el alcohol calle y que hablen las mudas palabras a la luz de la mesilla en tus noches de bohemia?