martes, 22 de enero de 2013

Desalojo

Hoy he ordenado el desalojo de nuestra habitación en mi presente. Hoy mis ojos han dejado de buscar verte. Hoy he probado de nuevo nuestro recuerdo y, tenían razón, sabe inerte. Ahora poco a poco el techo se irá quebrando, pero te cogerá fuera de casa, hace mucho que no pasas. Puede que permanezca el suelo, el suelo nunca muere aunque quede yermo y este suelo nuestro yermo está y también desierto. Me llevo el corazón antes del derrumbe, lo salvo del desastre en el que lo tuve. Prefiero aire frío que me corte los labios a aire recalentado que me empañe los agravios; al entreabrir la puerta se desempañaban y seguía ahí sobre realidad caminando descalza. No haré ruido, marcho como tu voz: muda.

miércoles, 9 de enero de 2013

Estallido sin título.

Tu corazón fue una botella de gaseosa agitada derramada sobre mi esperanza que, empapada de ti, pasó el resto de sus días deshojando margaritas y libros de poesía.

martes, 8 de enero de 2013

Retales

Marchitarían las flores que posaras en mis rincones, regadas por la costumbre, que es una sustancia tóxica. Morirían los pájaros del alma, de pena entre los barrotes de los días paralelos. Solo somos viento que a veces sopla, olas que, pasado un largo mar, cogen fuerza y mueren contra la roca. Solo somos gemidos perforando el tímpano en un susurro, momentos aislados de tiempo en el mundo. Un puñado de retales cosidos a ninguna parte. Puñados de emoción que guardamos en bolsillos con agujeros.

domingo, 6 de enero de 2013

Boomerang

Tú. Y mi cuerpo se para, y la cerveza se hace corta. Tú, tras kilos de ausencia. Tú, tras noches en vela. Tú, de nuevo. Tú, que no eres nadie siendo alguien pero eres alguien siendo nadie. Eso es algo que mi corazón escoge cada vez que te piensa. Tú, a veces, como verter agua en el mar o soplar en el viento; otras, soplar en una herida o verter agua en el desierto. Tú, barco encallado o caballo desbocado. Tú, paraíso en llamas, cielo en penumbra. Tú, como un boomerang, absurdo vaivén del que, sin embargo, no huyo.

Sobre el amor y la poesía

Los versos bonitos duelen. Debo ser masoquista, amo la poesía. Amarla es amar la vida, amar los triunfos y las derrotas, amar las caídas y las victorias, amar la soledad y amar su ausencia, amar el bullicio y la alegría y amar el silencio impoluto de las noches bohemias, amar los latidos que rasgan tu alma y a los que la cosen, amar el amor y todas sus caras. Amar duele. Amar es un puñado de versos bonitos.